Las nuevas relaciones del Siglo XXI

    Pasé todo el fin de semana pasado con un chico que estaba en una relación abierta. La pasamos muy bien el viernes, y me invitó a quedarme por los siguientes días, en los que recorrimos parte de Buenos Aires, comimos juntos y dormimos abrazados. A decir verdad, fue una experiencia algo intensa, que se desarrolló así porque tenía una fecha de caducidad, se volvía de viaje el próximo jueves. En esos momentos, me surgieron varias dudas acerca de cómo surgieron y de qué manera funcionan las relaciones abiertas. Cuando me enteré, mi primera hipótesis fue que éstas surgían de relaciones previamente monógamas que tenían ciertas restricciones, como discapacidades o la distancia, pero este chico me contó que prácticamente vivía con su pareja. Esta idea de "adendas a un contrato" en la que la pareja se abría para mantenerse como pareja no se sostenía con lo que me habían comentado.

    Pero antes de continuar, tenemos que entender que hay distintas formas de relacionarse. Lo que llamamos 'tradicional' se llama monogamia, y es la relación sexual-afectiva excluyente, es decir, dos personas que están en pareja sin ningún tercero y con compromiso dedicado a la otra persona. Como es lo 'tradicional', hay veces en las que no hay un momento de charla en la que se ponen 'de acuerdo' en lo que está permitido y lo que no. En ese sentido, las relaciones abiertas, el tema de esta columna, pueden tener varias formas, y depende de las normas establecidas entre ambas personas para con su relación. Ese momento de ponerse de acuerdo es clave para definir la estructura sobre la que se cimienta la relación, definir los límites. Una diferencia fundamental respecto al poliamor, por ejemplo, es que se mantiene ese 'contrato' entre dos personas, sin terceros en la relación, pero aún así pueden mantener, una o ambas personas, contacto con terceros, con ese 'sentimiento básico'. Existen parejas abiertas que permiten las relaciones sexuales con otras personas, y otras que permiten los vínculos sentimentales/románticos, y ambas categorías pueden estar presentes o no, sin excluirse mutuamente.

    Si este chico prácticamente vive con su pareja, pensé, ¿Por qué entonces verte con otras personas, cuando ya tu pareja suple tus necesidades como el afecto, la atención y el sexo? ¿Qué diferencia tiene estar con una persona de manera no restrictiva a no estar en pareja? Interrogué a este chico y a varios de mis amigos y amigas para que me dieran distintas perspectivas del tema. Hay muchos que parecían muy negados a la posibilidad de estar en una relación abierta, pero a los que sí estaban dispuestos, parecían congeniar todos en que hay 'distintos tipos de amor' o 'distintas formas de amar', y que de esa distinción se forman nuevos contratos de pareja, en los que se valúa más el amor afectivo, el compromiso de estar con la otra persona por sobre las relaciones sexuales que pudiesen tener cada uno por fuera de la relación. Existe un 'sentimiento básico' que surge de la empatía, el respeto y el sexo casual, y que se distingue del 'amor profundo' que se le tiene a la pareja, que es una construcción a lo largo del tiempo y más profunda tanto a nivel sentimental como comunicativa. 

    Pero tantas categorizaciones nos pueden hacer pensar, ¿Qué diferencia hay entre estar en una relación abierta sin restricciones en lo afectivo y lo sexual y no estar en pareja? ¿Será que el mero hecho de poner un título a esa dinámica con la otra persona moldea cómo nos sentimos con ella y que lo diferencia del resto? Es cierto que los nombres o la forma en la que utilizamos el lenguaje moldea nuestra perspectiva del mundo, pero, ¿Es el lenguaje el que origina la relación? ¿O es la misma relación la que necesita ser nombrada? Para ampliar esta idea de que el lenguaje origina la dinámica socio-afectiva, pensemos en como un cura declara una pareja 'marido y mujer', formando el matrimonio.

 Y en ese sentido, me parece importante destacar el rol de la iglesia como estructura de las dinámicas afectivas a lo largo de la historia. Como institución, siempre ha estado enredada en la forma en la que nos relacionamos, la forma en la que somos, vestimos, hablamos y pensamos. Pero en los últimos tiempos, la religión dejó de ser quien dicta la verdad a través del dogma, y en su lugar fue reemplazada por la ciencia. Es más, en las últimas décadas hemos visto las 'revoluciones sexuales': la emancipación de la mujer en el sexo, matrimonio homosexual y legalización (en algunos países) de damas de compañía. Todos estos factores, complementados a los avances tecnológicos, la democratización de la información, y el exagerado consumo de contenido pornográfico en línea nos pueden ayudar a concluir que las relaciones abiertas no son un caso aislado de diversificación de las dinámicas sexuales y afectivas en occidente, sino que tiene un origen complejo y justificado en el marco de las 'revoluciones sexuales' del último tiempo.

 Entonces, ¿A dónde vamos? ¿Será que dentro de los próximos años veremos un crecimiento en el número de parejas abiertas? ¿Qué factores pueden contribuir a que esto suceda? ¿Cómo se desarrollarán nuevos tipos de parejas? ¿O será que las relaciones monógamas adopten ciertos aspectos del poliamor o de parejas abiertas, como el diseño de un 'contrato'?


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